- El mecánico de tu hijo/marido/mujer, etc.
¡No, hijo, no! No tengas la poca vergüenza de dejarme aqui sentado/a a tu encantadoramente desquiciado familar para que te lo arregle como si se le hubiera roto el delco... Hay que mojarse, señores, hay que mojarse... no haberlo traido.
- Tu mejor amigo.
A ver si te crees que el saturday night me voy de marcha con los 35 pacientes que he visto esta semana, o que les cobro a mis amigos por disfrutar de mi presencia... A LA CONSULTA SE VIENE A CURRAR Y A SUFRIR, TANTO TÚ COMO YO.
- Un juez.
Hazme el favor de no traerme a tu marido para que le convenza de que tienes razón, o para que haga oficial que tu mujer está como un cencerro. Y como te pongas muy pesado/a, le voy a dar la razón a tu marido, o voy a poner en un papel que el que está para que lo encierren eres tú. Así que cuidadito conmigo...
- El pardillo que te escribirá un informe en el que ponga lo que tu quieras.
Claro, normal. Como el médico de cabecera no te hace ni caso, el inspector médico te dice que vuelvas al curro y yo me tiro 45 minutos contigo en consulta, has pensado que yo voy a hacer lo que a ti te parezca... faltaría más...
- Un médico que no receta.
No, señores gerentes de los Hospitales. Los psicólogos no somos médicos... ni ganas, oiga, que esta gente meten las manos en sitios muy asquerosos y pinchan y hacen cosas raras con aparatos. Ah, y con 15 minutillos no tengo suficiente para ver a los pacientes.
- Un testólogo.
Aunque no te lo creas, rara vez te voy a torturar dándote un boli y un tocho de 500 preguntas en lugar de hablar contigo. Claro que si no eres bueno podría hacerlo...
- Un cuentista que dice cosas sin sentido.
Te prometo que, en la mayoría de las ocasiones, sé lo que estoy dicendo. Y al menos en la mitad, lo que digo se refiere a ti, aunque no te lo parezca. Si aguantas unas sesiones más, te prometo que te convenceré.
- Un tipo que sabe lo que estás pensando con solo mirarte.
Bueno, esto si lo hacemos, pero tenemos que decir que no es así para mantener el halo de misterio...
- El pesado que va a complicar las cosas.
Bueno, esto también es verdad. Voy a empezar a llamar a tus familares, a tu jefe, a tus amigos. Y lo que es peor, los voy a traer a consulta para que te pongan a parir, colega. La terapia sistémica es que es la caña...
- Alguien que te va a manipular como a una rata de laboratiorio.
Esos son los de básica... si conoces a un psicólogo que no ve pacientes, te pregunta si quieres participar en su experimento, y te pone a pulsar botones o a contestar preguntas raras sobre lucecicas, venenos, antídotos y demás, corre, DEPRISA Y LEJOS.
Con todo mi cariño y mi sentido del humor, para mis colegas de profesión...
¡No, hijo, no! No tengas la poca vergüenza de dejarme aqui sentado/a a tu encantadoramente desquiciado familar para que te lo arregle como si se le hubiera roto el delco... Hay que mojarse, señores, hay que mojarse... no haberlo traido.
- Tu mejor amigo.
A ver si te crees que el saturday night me voy de marcha con los 35 pacientes que he visto esta semana, o que les cobro a mis amigos por disfrutar de mi presencia... A LA CONSULTA SE VIENE A CURRAR Y A SUFRIR, TANTO TÚ COMO YO.
- Un juez.
Hazme el favor de no traerme a tu marido para que le convenza de que tienes razón, o para que haga oficial que tu mujer está como un cencerro. Y como te pongas muy pesado/a, le voy a dar la razón a tu marido, o voy a poner en un papel que el que está para que lo encierren eres tú. Así que cuidadito conmigo...
- El pardillo que te escribirá un informe en el que ponga lo que tu quieras.
Claro, normal. Como el médico de cabecera no te hace ni caso, el inspector médico te dice que vuelvas al curro y yo me tiro 45 minutos contigo en consulta, has pensado que yo voy a hacer lo que a ti te parezca... faltaría más...
- Un médico que no receta.
No, señores gerentes de los Hospitales. Los psicólogos no somos médicos... ni ganas, oiga, que esta gente meten las manos en sitios muy asquerosos y pinchan y hacen cosas raras con aparatos. Ah, y con 15 minutillos no tengo suficiente para ver a los pacientes.
- Un testólogo.
Aunque no te lo creas, rara vez te voy a torturar dándote un boli y un tocho de 500 preguntas en lugar de hablar contigo. Claro que si no eres bueno podría hacerlo...
- Un cuentista que dice cosas sin sentido.
Te prometo que, en la mayoría de las ocasiones, sé lo que estoy dicendo. Y al menos en la mitad, lo que digo se refiere a ti, aunque no te lo parezca. Si aguantas unas sesiones más, te prometo que te convenceré.
- Un tipo que sabe lo que estás pensando con solo mirarte.
Bueno, esto si lo hacemos, pero tenemos que decir que no es así para mantener el halo de misterio...
- El pesado que va a complicar las cosas.
Bueno, esto también es verdad. Voy a empezar a llamar a tus familares, a tu jefe, a tus amigos. Y lo que es peor, los voy a traer a consulta para que te pongan a parir, colega. La terapia sistémica es que es la caña...
- Alguien que te va a manipular como a una rata de laboratiorio.
Esos son los de básica... si conoces a un psicólogo que no ve pacientes, te pregunta si quieres participar en su experimento, y te pone a pulsar botones o a contestar preguntas raras sobre lucecicas, venenos, antídotos y demás, corre, DEPRISA Y LEJOS.
Con todo mi cariño y mi sentido del humor, para mis colegas de profesión...
6 comentarios:
Muy interesante!
Yo a veces peco y me hago amigo de la parte adulta de algún cliente e intento colaborar con ella. Lo hago para que no le haga tanto caso a la parte evitativa que le hace esconderse debajo de la mesa como un niño con susto. Eso si de copas no me iría con ellos.
Bueno, el texto está escrito, además de para echar una sonrisa (espero que se entendiera el tono, no he querido molestar), para cuestionarnos un poco determinadas actitudes que todos hemos tenido... aunque está claro que no tenemos por qué estar de acuerdo, y lo que uno considera apropiado, para otro es contraproducente...
Me gustó y estoy de acuerdo con el sentido del humor de tu entrada, creo que nos hace falta como profesionales poder reirnos un poco de las situaciones por las que pasamos. No solo eso, es bastante parecida la realidad que ahí cuentas a la mía en el trabajo.
Lo de la "amistad" con los pacientes es algo que hemos hablado varias veces jordy y yo. Matizando bien lo que quiero decir por "amigo de la parte adulta", era por buscar el poder flexibilizar nuestra práctica en casos concretos. En torno a nuestra actitud ante ellos de forma general me identifico bastante con el "estar profesional" que Jorge proponía en un post antiguo.
Lo de las copas lo decía porque seguro que algunos de los pacientes con los que trabajo (que son unos pintas) seguro que me hacían pagarles todas las rondas;)
Bueno, tu post me pareció estimulante, para mi lo ha sido especialmente porque me ha animado a diverger, a hacer una variación sobre el mismo tema. Perdón si la música te sonó un poco grave, ya que la pretendía jovial.
Un abrazo coblogero!
Voy a abrir un espacio de reflexión.
Creo que a veces les exigimos a los pacientes que sepan de antemano que esperar de nosotros, sin conocer... digamos... nuestra cartera de servicios. ¿Cuantas veces hemos escuchado aquello de yo pensaba que esto era para desahogarme?
Es como cuando los médicos de urgencias se quejan de que la gente va a las urgencias pidiendo cosas imposibles (un PET, una colono...). El mito es que en Urgencias te curan y te lo hacen todo y yo voy a urgencias sin conocer realmente lo que hacen allí.
Pienso, en mi humilde opinión (a veces no tan humilde, que le voy a hacer) que conocer lo que el paciente espera de nosotros es el primer paso en una relación de confianza. No podemos suponer que los pacientes son unos ignorantes que no saben que es un psi-algo, y debemos exigirles cierta responsabilidad en su demanda, pero tenemos que pensar que tienen unos mitos y fantasias (basados en sus experiencias y medios socioculturales) sobre lo que va a pasar en la consulta.
Y esto hay que trabajarlo.
Toda la razón, Álvaro.
De hecho, la mayor parte de la acidez de la entrada iba para nosotros, que no solo no sabemos (queremos) aclararle ese tipo de cosas al paciente, sino que muchas veces nos quedamos en la comodidad de esos roles que no son los nuestros. No hay que darle al paciente lo que quiere, sino lo que necesita. Si ambas cosas coinciden, mejor, claro.
Y con esta crítica me refiero sobre todo a los psicólogos (a mi el primero), que esto los psiquiatras lo tenéis bastante más claro, creo yo.
Si, los psiquiatras lo tenemos más claro. Solo hay una posición. La de padre.
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