Un dictado, un crucigrama y una sopa de letras...
Y luego soy yo el que los aburro (¿a los pacientes?) permitiéndoles hablar y participar en las decisiones...
Tratar a los locos como a los tontos, ¿eso no es aburrido?, pero por lo menos mantiene el status quo donde conviene, el ordeno y mando prevalece y no hace necesario que los profesionales se formen.
(Perdón por el exabrupto)
The case against reality
Hace 3 días