jueves, 31 de diciembre de 2009
Ahí van mis buenos deseos para el 2010
Es un vídeo muy breve colgado en Youtube que está en ingles y tiene un mensaje sencillo. Pero yo cada vez me sumo más a los primeros principios, en la vida y en el trabajo este mío de la psicoterapia, que a las complicadas teorías. La persona y su mundo, la relación terapéutica (vínculo, objetivos y tareas compartidos), la fé en que se puede cambiar y la escucha continuada de lo que todo esto significa para nuestros invitados, los pacientes con sus a veces impacientes terapeutas.
jueves, 3 de diciembre de 2009
Manifiesto “En defensa de los derechos fundamentales en internet”
1. Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.
2. La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.
3. La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.
4. La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.
5. Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.
6. Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.
7. Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.
8. Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.
9. Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.
10. En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.
sábado, 14 de noviembre de 2009
jueves, 12 de noviembre de 2009
MEDITACIÓN EN EL TRABAJO
martes, 3 de noviembre de 2009
Recomendación de libro: PSIQUIATRÍA. CONCEPTOS
Libro cuyo autor descubrí leyendo el estupendo blog: Kraepelin´s Grandchildren - Nietos de Kraepelin
Autor:
Nassir Ghaemi
Departamento de Psiquiatría, Colegio Médico de Harvard, Boston, Massachusetts. Actualmente: Profesor Asociado de Psiquiatría y Salud Pública, Universidad de Emory, Atlanta, Giorgia.
Traductores:
Eduardo Correa D.
Profesor Asistente de Psiquiatría, Clínica Psiquiátrica Universitaria. Profesor Asistente de Bioética, Centro de Estudios Bioéticos y Humanísticos, Facultad de Medicina, Universidad de Chile.
Luis Risco
Profesor Asistente de Psiquiatría, Unidad de Trastornos Bipolares, Clínica Psiquiátrica Universitaria, Universidad de Chile.
Descripción
Ésta es la edición en español del libro The concepts of psychiatry. A pluralistic approach to the mind and mental illness del S. Nassir Ghaemi.
En palabras del autor, se escribió este libro para incentivar a los psiquiatras y otros profesionales de la salud mental a pensar sobre lo que hacen, y para ayudar a todo el resto a entender algo más sobre lo que los psiquiatras y otros clínicos de la salud mental hacen.
¿Qué es lo que piensan y hacen en el entendimiento y tratamiento de las enfermedades mentales y por qué? Son las preguntas de fondo de este libro.
El propósito fundamental es explorar las bases conceptuales del entendimiento y del tratamiento de enfermedades mentales. El Dr. Ghaemi hace una evaluación de la actual forma de la Psiquiatría, algunas veces aplaudiendo otras oponiéndose a sus modos de pensamiento y sus formas de practicarlo. Pero luego aporta una estructura de pensamiento metódico, comprensible y práctico, para estimular un discurso que es más crítico de lo que hoy se acostumbra y que puede impulsar la práctica, la enseñanza y la investigación hacia adelante.
Es un texto de interés para psiquiatras, psicólogos y filósofos hispanoamericanos, además de residentes en Psiquiatría, trabajadores sociales y sus estudiantes, estudiantes de Medicina y personas diagnosticadas con enfermedades psiquiátricas y sus familiares y amigos.
Contenido
TEORÍA: ¿QUÉ ES LO QUE LOS CLÍNICOS PIENSAN Y POR QUÉ? El status quo. El diagóstico, el modelo biopsicosocial y las alternativas. ¿Qué hay de mente y cerebro? ¿Cómo conocemos? Entendiendo la mente. ¿Qué es método científico? Leyendo la Psicopatología General de Jaspers. ¿Qué es método científico en Psiquiatría? El peligroso método de Darwin. Lo que valoramos: La ética de la Psiquiatría. El deseo y el yo: Aproximaciones Helénica y Oriental. PRÁCTICA: LO QUE LOS CLÍNICOS HACEN Y POR QUÉ. Sobre la naturaleza de la enfermedad mental ¿Enfermedad o mito? ¿Orden fuera del caos? La evolución de la nosología psiquiátrica. Una teoría sobre el DSM-IV. Los tipos ideales. Dimensiones versus categorías. Los riesgos de creer. La psicosis. Las hondas y flechas de la terrible fortuna. La montaña rusa de la vida. Ser autoconsciente: Insight. Psicofarmacología ¿Calvinismo o Hedonismo? Verdad y estadísticas. Los problemas de la Psiquiatría Empírica. Un clima de opinión: Lo que queda del Psicoanálisis. Psicoterapia existencial. Más allá del Eclecticismo: Integrar Psicoterapia y Psicofarmacología. DESPUÉS DEL ECLECTICISMO. Haciendo un puente en la dicotomía Biología-Psicología. ¿Por qué es difícil ser Pluralista?
"The book is intended for thinking psychiatrists, but thinking patients stand to benefit perhaps even more."—John McManamy, McMan's Depression and Bipolar Weekly
"I’m looking for books that provide a coherent conceptual structure for psychiatry--ones that will permit us to advance rather than retreat, toward a future we can eagerly anticipate. Dr. Ghaemi has written such a book. It provides what I seek and what I know students and leaders of this discipline need... Read here and see the future--not darkly and indistinctly hoping for inspiration, but face to face with the methods and practices that will bring the future to pass."
--Paul R. McHugh, M.D., Former Chairman, Department of Psychiatry, Professor of Psychiatry Emeritus, The Johns Hopkins University School of Medicine, Author of The Perspectives of Psychiatry
"Wide ranging and extraordinarily informed, Dr. Ghaemi gives us an indispensable guide to the difficulties and dilemmas of psychiatric work, plus the roadmap for a pluralistic future. A work of truly unusual intelligence."
--Leston L. Havens, M.D.
Professor of Psychiatry, Harvard Medical School
Author of Approaches to the Mind; A Safe Place; Coming to Life; Learning to be Human
"After the narrow confines of most psychiatric writing, it is refreshing to read an author... who can competently discuss topics as diverse as the mind-body problem and the relevance for psychiatry of Epicurus and Sufism. The book is a reminder of the rich banquet of conceptual and philosophical issues that are of relevance to our field but rarely make it into the standard literature."
--Kenneth Kendler M. D. Professor of Psychiatry, Virginia Commonwealth University, book review in Psychological Medicine
"A sensational success when it comes to waking us up from our conceptually impoverished stupors. William James' definition of philosophy is cited early in the book as 'an unusually stubborn effort to think clearly'(p. xix). S. Nassir Ghaemi has given us a book that is not only painfully unusual by today's standards, but so stubbornly and clearly thought out as well... William James would have been proud of his disciple's work."
--Andrés Martin, M.D., M.P.H., Assistant Professor of Psychiatry, Yale University School of Medicine, book review in Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry
"This book is a manifestation of Ghaemi's absorptive and spacious mind as well as his significant capacity to assimilate information from a broad variety of sources."
--Layton McCurdy, M.D., Distinguished Professor and Dean Emeritus, Department of Psychiatry, The Medical University of South Carolina. Book review in Psychiatric Services.
"Nassir Ghaemi's The Concepts of Psychiatry is an important contribution to the literature of philosophy of psychiatry and will be especially useful to psychiatrists and psychologists looking for an introduction to the central issues."
--Christian Perring PhD, Academic Chair of the Arts & Humanities Division and Chair, Department of Philosophy Department, Dowling College, Long Island; Editor Metapsychology Online Review.
lunes, 2 de noviembre de 2009
Mensajes de texto y terapia
El autor recomienda contestar al primer mensaje con una llamada telefónica, informando que no se van a contestar más mensajes, pero que sí se van a leer, aunque en caso de urgencia prefiere la llamada telefónica. Eso sí, emplaza a discutir el contenido del mensaje a la sesión programada, definiendo los límites y formato de la terapia.
El artículo original aquí:
http://ajp.psychiatryonline.org/cgi/content/full/166/11/1298-a?roi=echo3-5126557476-3561298-802b0f8bda3463b808de95734e69e5c7&etoc
jueves, 29 de octubre de 2009
Reflexiones sobre "cibernética de 2º orden"
A los nombres del artículo, a mi me gustaría añadir también a un filósofo como Heidegger que hizo tanto hincapié en el sujeto que se relaciona con su universo, le dio tanta importancia que lo consideró la vía regia para acceder al conocimiento del “ser”. Y a los equipos multidisciplinares que desarrollaron los modelos conexionistas de la mente, que trascendiendo el dualismo, han relacionado de forma sistemática el observador con la representación de lo que le rodea, empezando por él mismo. Teniendo en cuenta que la solución de continuidad de sujeto y objeto en la mente, es una convención que a veces realizamos para modelar lo que percibimos.
También me apetece traer aquí a ese Buda mítico que hizo del problema del yo el principal de su búsqueda, que hizo de la paradoja su experiencia especial, apreciando que no hay yo, pero que no deja de haberlo, si bien en un continuo cambio fundido con lo que le rodea, que hace fuente de sufrimiento el intento de aferrarse a él.
Ya más cercano a nosotros es grato para mí apreciar con reverencia aportaciones como la de De Shazer, que me hizo eco de que el sistema terapeutico observador y la escena terapéutica tras el cristal forman un ecosistema común que derriba dicho supuesto cristal de la cámara Gessel que “los separaba”. También me hizo eco de la falla de significado (Wittgestein, Derrida) que caracteriza nuestro lenguaje como medio de comunicación y que me hace abordar con humildad lo que interpreto sobre lo que me dicen las personas con las que converso en terapia, intentando no ir muy lejos en el nivel de mis interpretaciones, e intentando compartirlas en términos que podamos usar juntos.
Bueno me he enrrollao mucho, pero me lo pasé bien haciéndolo, no sé si tu harás lo mismo, pero como en cualquier caso te toca ser el lector bloggero….
jueves, 15 de octubre de 2009
¿Me lo quedo o la derivo?
Si es cierto que está en plena crisis emocional, económica, de identidad. Esa sin duda es la parte del león, la extraterapéutica. Pero mi obligación es maximizar el espacio de tratamiento para él y para los demás, aunque solo sea algo más en su vida.
También estamos poniendo en marcha labor de trabajo social y de orientación ocupacional y laboral, pero su cualificación es demasiada para la situación del mercado de trabajo en este momento. Está siendo difícil incluso que encuentre cualquier clase de trabajo.
He intentado establecer con ella, como con los demás, una fuerte alianza terapéutica, validarlo, respetar su forma de pensar y de comportarse, he prestado mucha atención a su teoría del cambio positivo, le he preguntado expresamente por su confianza en mi método de trabajo y de qué forma le etá ayudando o le podría ayudar mi consulta.
Ultimamente siento que quizás debería derivarla a otro compañero/a, explicándole bien mis razones. Por supuesto cuando supere o disminuya la situación de crisis actual. Pero ¿debería hacerlo realmente? (yo no me quiero rendir pero ¿quién sabe con un cambio de terapeuta?).
Quizás también esté necesitando espacio de supervisión de mis casos, veré cómo puedo conseguirlo.
TODAS LAS APRECIACIONES HAN SIDO DISiMULADAS Y HE EVITADO CUALQUIER DATO QUE PUDIERA REVELAR LA CONFIDENCIALIDAD DE ESTA PERSONA, COMO SIEMPRE EN ESTE BLOG.
domingo, 11 de octubre de 2009
10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental
Uno de cada seis españoles ha padecido, padece o padecerá un trastorno mental a lo largo de su vida
El trastorno bipolar está aumentando.
La Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB) y la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM) han alertado del aumento de las enfermedades mentales en España e insisten en que se acabe con el estigma social que las rodea, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra cada 10 de octubre.
Según estas entidades, uno de cada seis españoles ha padecido, padece o padecerá un trastorno mental a lo largo de su vida aunque "socialmente" son poco conocidas.
Aunque no existe un incremento de los trastornos mentales graves, de otros más comunes sí que se ha constatado una mayor incidencia, tanto en la Atención Primaria como en la especializada.
Presidente de la SEPB, el profesor Julio Bobes:
"En la última década la ansiedad o la depresión han crecido hasta ocupar el 40 ó 50% del tiempo de los psiquiatras al día"
Las principales causas de este incremento son las dificultades sociales, socioeconómicas y sociolaborales, ya que son trastornos que vienen desencadenados por factores ambientales.
"No se trata de problemas mentales graves pero sí discapacitantes que generan una gran prevalencia de las incapacidades temporales y del sufrimiento familiar."
TRASTORNO DEL CONTROL DE IMPULSOS
Además de la depresión y la ansiedad, existe otra patología que está en incremento y que afecta sobre todo a los jóvenes, los trastornos del control de impulsos.
Profesor José Giner, presidente de la FEPSM:
Esto se debe al sistema educativo y cultural tan permisivo que tenemos en el que se le recuerda al adolescente cuáles son sus derechos, pero no cuáles son sus deberes."
ESCASEZ DE PSIQUIATRAS
Estas entidades alertan de la falta de profesionales de Psiquiatría en España ya que, en comparación con Europa, la tasa es de 5,5 psiquiatras por cada 100.000 habitantes mientras que a nivel europeo es de 15 profesionales por 100.000 habitantes.
PLAN DE SALUD MENTAL
El día mundial ha pillado a los profesionales madrileños, y también a los pacientes y sus familias, en plena lucha con la Consejería de Sanidad.
Varias entidades, agrupadas en el Movimiento Pro Salud Mental, se concentraron a principios de octubre de 2009 frente a la sede de la consejería para tratar de frenar el Plan Estratégico de Salud Mental que está preparando.
Un plan, a cuyo borrador ha tenido acceso el diario El País, que a mediados de octubre sigue sin estar aprobado pese a que su vigencia va de 2009 a 2011.
El texto, de 220 páginas, dedica buena parte de su extensión a analizar la situación actual y a dar recomendaciones, pero no incluye plazos de aplicación ni medidas concretas para el futuro ni, quizá lo más importante, presupuesto.
De ahí que la Federación Madrileña de Asociaciones Pro Salud Mental (Femasam), que agrupa a 26 asociaciones de familias, haya pedido su retirada.
Denuncia, entre otras cosas, que Sanidad se desentiende de la rehabilitación psicosocial, dejándola en manos de Asuntos Sociales y apostando por la hospitalización. También la privatización, como en Valdemoro, donde se cerró el centro de salud mental para pasar a los pacientes al hospital, de gestión privada.
El plan tampoco gusta a la Asociación Madrileña de Salud Mental, formada por profesionales. El mayor problema radica en la escasez de personal no psiquiátrico.
Pedro Cuadrado, psiquiatra y presidente de la entidad:
"La Comunidad propone, por ejemplo, 2,5 psicólogos por 100.000 habitantes, pero si se quieren cubrir las necesidades de atención psicológica de una manera mínimamente digna se precisarían al menos cinco."
Desde los centros, los profesionales también hablan de bajas no cubiertas y de recursos insuficientes.
El jefe del centro de salud mental de Fuencarral, Víctor Rivelles:
"Se trabaja en una situación de enfermedad y penuria social. En mi centro hemos tenido que dejar de dar citas a pacientes porque no disponemos de personal administrativo"
Ha remitido reclamaciones de enfermos y familiares a diversos organismos, y que él mismo ha reclamado mejoras, pero no he recibido respuesta."
Su centro, que cubre una población de 220.000 personas, con 26.000 historias abiertas, se gestiona con un auxiliar administrativo y un auxiliar de control.
"Las bajas no se cubren. Me consta que esta situación se repite en otros centros de salud mental."
Es imposible saber qué presupuesto destina la Consejería de Sanidad a la salud mental en la región. El dinero está repartido en diferentes partidas en los presupuestos. Este periódico solicitó ese dato, pero Sanidad no lo proporcionó.
Lo que sí quiso destacar es que la plantilla se ha incrementado "un 30% desde 2002, pasando de 734 a 1.005 profesionales" y que las camas de hospitalización de media y larga estancia han aumentado "en más de 200" hasta 999. Sanidad aseguró que aprobará el plan "en el actual trimestre".
Pese a las cifras oficiales, los profesionales aseguran que las plantillas se quedan cortas.
Cuadrado:
"El plan de Sanidad propone un trabajador social por 100.000 habitantes, menos de los que ya existen en la actualidad en muchos centros, y están sobrepasados de carga de trabajo."
La Asociación Nacional de Enfermería de Salud Mental (ANESM) también alerta de que en Madrid "los recursos enfermeros son claramente insuficientes para garantizar la seguridad y una atención de calidad".
Sólo en los centros de salud mental "se evidencia una carencia aproximada de entre 180 y 225 profesionales", asegura la entidad.
En los hospitales con internamiento, el borrador habla de 495 camas y 225 enfermeras para atenderlas, pero la ANESM advierte que, teniendo en cuenta los turnos y las libranzas, salen a 0,77 enfermeras por cada 10 camas: "una ratio media insuficiente y desproporcionada".
Información extraida de: Redacción Periodista Digital, 10 de octubre de 2009 a las 11:47
lunes, 5 de octubre de 2009
Clinicians have good reason to ignore this "Evidence"
Rebecca just posted this article on the Heroicagency Listserv, and as she said, it begged a response.
Ignoring the Evidence Why do psychologists reject science?By Sharon Begley NEWSWEEK
Published Oct 2, 2009
From the magazine issue dated Oct 12, 2009
It’s a good thing couches are too heavy to throw, because the fight brewing among therapists is getting ugly. For years, psychologists who conduct research have lamented what they see as an antiscience bias among clinicians, who treat patients. But now the gloves have come off. In a two-years-in-the-making analysis to be published in November in Perspectives on Psychological Science, psychologists led by Timothy B. Baker of the University of Wisconsin charge that many clinicians fail to “use the interventions for which there is the strongest evidence of efficacy” and “give more weight to their personal experiences than to science.” As a result, patients have no assurance that their “treatment will be informed by science.” Walter Mischel of Columbia University, who wrote an accompanying editorial, is even more scathing. “The disconnect between what clinicians do and what science has discovered is an unconscionable embarrassment,” he told me, and there is a “widening gulf between clinical practice and science.”
The “widening” reflects the substantial progress that psycho-logical research has made in identifying the most effective treatments. Thanks to clinical trials as rigorous as those for, say, cardiology, we now know that cognitive and cognitive-behavior therapy (teaching patients to think about their thoughts in new, healthier ways and to act on those new ways of thinking) are effective against depression, panic disorder, bulimia nervosa, obsessive-compulsive disorder, and -posttraumatic-stress disorder, with multiple trials showing that these treatments—the tools of psychology—bring more durable benefits with lower relapse rates than drugs, which non-M.D. psychologists cannot prescribe. Studies have also shown that behavioral couples therapy helps alcoholics stay on the wagon, and that family therapy can help schizophrenics function. Neuroscience has identified the brain mechanisms by which these interventions work, giving them added credibility.
You wouldn’t know this if you sought help from a typical psychologist. Millions of patients are instead receiving chaotic meditation therapy, facilitated communication, dolphin-assisted therapy, eye-movement desensitization, and well, “someone once stopped counting at 1,000 forms of psychotherapy in use,” says Baker. Although many treatments are effective, they “are used infrequently,” he and his coauthors point out. “Relatively few psychologists learn or practice” them.
Why in the world not? Earlier this year I wrote a column asking, facetiously, why doctors “hate science,” meaning why do many resist evidence-based medicine. The problem is even worse in psychology. For one thing, says Baker, clinical psychologists are “deeply ambivalent about the role of science” and “lack solid science training”—a result of science-lite curricula, especially in Psy.D. programs. Also, one third of patients get better no matter what therapy (if any) they have, “and psychologists remember these successes, attributing them, wrongly, to the treatment. It’s very threatening to think our profession is a charade.”
When confronted with evidence that treatments they offer are not supported by science, clinicians argue that they know better than some study what works. In surveys, they admit they value personal experience over research evidence, and a 2006 Presidential Task Force of the American Psychological Association—the 150,000-strong group dominated by clinicians—gave equal weight to the personal experiences of the clinician and to scientific evidence, a stance they defend as a way to avoid “cookbook medicine.” A 2008 survey of 591 psychologists in private practice found that they rely more on their own and colleagues’ experience than on science when deciding how to treat a patient. (This is less true of psychiatrists, since these M.D.s receive extensive scientific training.) If they keep on this path as insurers demand evidence-based medicine, warns Mischel, psychology will “discredit and marginalize itself.”
If public shaming doesn’t help, Baker’s team suggests a new accreditation system to “stigmatize ascientific training programs and practitioners.” (The APA says its current system does require scientific training and competence.) Two years ago the Association for Psychological Science launched such a system to compete with the APA’s.
That may produce a new generation of therapists who apply science, but it won’t do a thing about those now in practice.
Find this article athttp://www.newsweek.com/id/216506
My Response:
There are many inaccuracies in this story—not the least of which is the distortion of APA’s definition of evidence based practice, which unequivocally does not give equal weight to the personal experiences of the clinician and scientific evidence—but I will focus here on the “evidence” claiming that the noted approaches are the most effective. Perhaps clinicians are ignoring the researchers quoted in the article because the brand of evidence they are selling is not credible or relevant to their work. They fail to mention the most replicated piece of evidence in the psychological literature: Namely, that no one treatment model, including the cognitive and cognitive behavioral models canonized in the article, have reliably shown any superiority over other treatments. Moreover, treatment models account for a very small amount of the variance of change. As just one example of these robustly demonstrated findings, consider the landmark NIMH study of depression in which cognitive behavioral therapy was compared to interpersonal therapy and antidepressants. No differences emerged between the treatments—they all worked about the same (although the talk therapies did better at follow-up). Treatment model differences accounted for only 2% of variance of change. What did explain the changes achieved by the clients? The quality of the relationship/alliance between the clinician and the client accounted for 21% of the variance. The person of the clinician, not what treatment was delivered explained another 8%. This is why clinicians don’t rally around the flag of different treatments making false claims about superior effectiveness. They know that other factors are far more important—psychotherapy is a richly nuanced interpersonal event that defies being reduced to a diagnosis and treatment model.
The much ballyhooed models have only shown themselves to be better than sham treatments or no treatment at all, which is not exactly news to write home to mom about. Think about it. What if one of your friends went out on a date with a new person, and when you asked about the guy, your friend replied, “He was better than nothing—he was unequivocally better than watching TV or washing my hair.” (Or, if your friend was a researcher: “…he was significantly better, at a 95% confidence level, than watching TV or washing my hair). How impressed would you be?
Finally, the success of any treatment is not guaranteed regardless of its evidentiary support or the expertise of the therapist. As the APA Task Force noted, the response of the client is variable and therefore must be monitored and treatment tailored accordingly to ensure a positive outcome. Monitoring outcome with clients, what has been called practice based evidence, has been shown to significantly improve treatment outcomes regardless of the treatment administered, a far more powerful influence on outcome that the specific approach administered.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Por fin alguien demuestra cientificamente los efectos saludables de tener dinero
El dinero podría reducir la sensación de dolor y anular la necesidad de popularidad social.
FUENTE: PSYCHOLOGICAL SCIENCE. 2009 SEP
Así lo indica un estudio de la Universidad Sun Yat-Sen en Guangzhou (China) y las universidades de Minnesota y Florida (Estados Unidos) publicado en la revista 'Psychological Science' y que ahora recoge la Web 'Faculty of 1000'. Los investigadores evaluaron las relaciones entre dinero, exclusión social y dolor físico.
Según explica Harriet de Wit, directora del Laboratorio de Farmacología Conductual Humana de la Universidad de Chicago y colaboradora de 'Faculty of 1000', "esta investigación extiende nuestro conocimiento de las relaciones entre el dolor social y el dolor físico y, de forma destacable, muestra cómo el valor simbólico del dinero adquirido, quizá debido a asociaciones con el poder o el control, puede influir en las respuestas tanto al dolor emocional como al físico".
Los investigadores determinaron que el rechazo interpersonal y el dolor físico producía un aumento del deseo por el dinero. Según los autores de la investigación, el dinero puede posiblemente sustituir la aceptación social al conferir la capacidad de obtener beneficios del sistema social. Además los autores añaden que trabajos anteriores sugerían que las respuestas al dolor físico y el malestar social comparten mecanismos subyacentes comunes.
El trabajo mostró que manejar dinero, en comparación con manejar papel, reducía el malestar en relación a la exclusión social y disminuía el dolor físico al sumergir una parte del cuerpo en agua caliente. Los participantes, sin embargo, al recordar un gasto económico mostraban un mayor malestar social y dolor físico.
Wit concluye que estos descubrimientos tienen una gran importancia para el sistema social como el actual, caracterizado por amplias diferencias en el bienestar financiero
Fuente: Psiquiatria.com (22 Septiembre 2009)
viernes, 18 de septiembre de 2009
EL CORAZÓN Y EL ALMA DEL CAMBIO EN TERAPIA
Factores que influyen en un resultado satisfactorio
FACTORES PROPIOS DEL CLIENTE: más del 85%
OTROS FACTORES: no más del 15%
DE ESTE 15%:
EFECTOS DEL TERAPEUTA: 46-69%
EFECTOS DE LA ALIANZA TERAPÉUTICA: 38-54%
ESPERANZA QUE GENERA LA PUESTA EN ESCENA (traducción libre;): 30-?%
EL MODELO/TÉCNICA: 8%
En Hubble, M., Duncan, B., y Miller, S. (1999). "The heart and soul of change". Washington, DC.: APA Press
martes, 8 de septiembre de 2009
Drogas, carcel y amor
Inicio mi periplo en el blog con un texto de Jesus Valverde y Pino Morales. Al primero le conozco en persona porque durante algunos años formó parte de mis horas de inmsonio estudiantil mientras leía y esquematizaba apuntes, de unas clases a las que asistia siempre. Con Jesús el cesped de la facultad dejaba de ser interesante y el espacio que creaba entre las paredes de la universidad se convertia en tentador. Casi inmediatamente después del aula el cesped, de nuevo, volvia a convertirse en un donde volcar las reflexiones, lo aprendido, las emociones encontradas.
Drogas, carcel y amor
"Nos apetece compartir con vosotros, con los que abráis estas páginas, algunas breves reflexiones sobre lo que vamos percibiendo en nuestro proceso de encuentro con los chavales con los que trabajamos y con los que tratamos de establecer un diálogo terapéutico, que no es otra cosa que un diálogo de amistad en el que cada uno ponemos lo que somos y lo que tenemos. En este sentido, nos hemos encontrado con que, en no pocas ocasiones, una causa importante de recaída en las drogas o en lo que sea, es el amor. Con ¿sorpresa?, hemos percibido que no existe bibliografía al respecto, que a los sesudos científicos que estudian las drogas no se les había ocurrido pensar que nuestros chavales, ésos a los que tan cruelmente etiquetan como drogadictos, además de drogarse, de robar, y de todas esas cosas que hacen, son capaces de amar, e incluso que aman sin límites, sin prudencia, sin "guardar la ropa", que se entregan absolutamente y que, tal vez por eso, con frecuencia se estrellan en barreras invisibles que ellos mismos portan, que se las hemos metido a empujones en forma de cárcel y de exclusión.
Nos hemos puesto a trabajar en ello y a relacionarlo con lo que hemos venido haciendo desde hace mucho tiempo. Y hemos encontrado algunas claves sobre las que estamos reflexionando, y no sin arduos problemas, porque reflexionar sobre cómo aman los demás no es fácil. Uno se encuentra con el riesgo de pretender partir del peligroso principio de que se debe amar como nosotros amamos y que cualquier otra forma de amar es, al menos, poco recomendable. Vaya pues, por delante, esta importante duda antes de que se la plantee el lector.
Las personas con las que hoy trabajamos arrastran tras de sí las pesadas cadenas de la exclusión, las drogas y la cárcel, y sin duda les ha marcado. Por ello, cuando salen de la cárcel y conectamos con cada uno de ellos, siempre les planteamos: "Ya has salido de la cárcel. Ahora tenemos que sacarte la cárcel del corazón". Porque el preso no solo vive en la cárcel, sino que "vive la cárcel", se la mete dentro. Es decir, el objetivo de la cárcel no es solo encerrar a la persona, sino que ésta se sienta encerrado, incluso que sienta su mente enjaulada entre barrotes. Por eso en la cárcel, más que pensar, el preso "se come el coco" obsesivamente. Si bien no es éste el momento de profundizar, sino de compartir reflexiones, entendemos que ése estar y sentirse encerrado tiene consecuencias muy importantes.
En primer lugar, ya habíamos observado, y expuesto en otro lugar que no citamos porque no es el momento de hacer propaganda, que el preso se ve obligado a rodearse de un caparazón autoprotector para que las agresiones de la cárcel le hagan el menor daño posible, pero que, por debajo de esa "dureza" emocional, se escondía una desgarradora sensación de desamparo y una sobredemanda afectiva, que no podía salir a la luz porque en la cárcel nos se dan situaciones de encuentro personal y personalizador. Por eso, en la cárcel se escriben tantas poesías de amor. Pero de amor desesperado, porque la realidad del exterior, lentamente, se va difuminando, y la del interior no ofrece la menor posibilidad de enamoramiento.
En segundo lugar, va a llegar, si se prolonga el encarcelamiento, a adaptarse a la cárcel, para poder sobrevivir, a asumir como propias las formas que permiten vivir allí, y que no son las más apropiadas para una relación amorosa. En consecuencia, necesita amar, y desesperadamente, pero no sabe hacerlo y va a proyectar las formas de vivir en la cárcel, en las relaciones que establezca luego.
En tercer lugar, en la cárcel se produce una infantilización del preso, porque se le trata como a un niño. No se le permite decidir sobre nada, funciona con el "ordeno y mando" y jamás recibe explicaciones. Eso lleva también a una infantilización del afecto que, mientras esté en la cárcel, apenas llegará a notarse, porque tiene que ser duro para poder sobrevivir. Pero que luego va a estallar como un torrente en cuanto se presente la oportunidad, y le va a explotar en pleno corazón. Será una de las causas de recaída. Pero lo que nos importa no es la recaída, sino las consecuencias del desamor. Después volveremos sobre eso.
En cuarto lugar, y llegando a las drogas, en nuestra opinión, como también hemos tenido ocasión de exponer en otras ocasiones, la palabra que define el proceso de drogadicción es la palabra "soledad". Lenta, pero inexorablemente, el chaval se va quedando tajantemente solo. Va perdiendo todas sus relaciones interpersonales y, lo que es peor, se va quedando solo incluso de sí mismo, en una profunda despersonalización.
En quinto lugar, y sin tenerlo muy claro aún, y es muy posible que no lo tengamos nunca, pensamos que esa soledad es un arma de doble filo. Por una parte, puede ayudar a ese "grito por la vida" que permite salir adelante pero, por otro lado, hace que necesite entregarse "con armas y bagajes", sin la más mínima protección, y sin saber hacerlo. Necesita desesperadamente amar, sin ninguna reflexión, para paliar al menos esa soledad que le corroe por dentro.
Por último, cuando intenta dejar las drogas, se da cuenta de que ahora ya no tiene ni eso. Porque, no nos engañemos, las drogas son una protección, una inmensa protección contra el mundo, contra la sociedad, contra su historia de vida y, sobre todo, contra si mismo.
Con este equipaje se enfrenta al mundo y al amor. ¿Qué puede hacer?, ¿cómo puede sobrevivir? y, desde nuestra perspectiva de terapeutas, de educadores o de lo que sea que cada uno se perciba a sí mismo, ¿cómo podemos enseñarle a amar?, ¿qué derecho tenemos a entrometernos en la intimidad de otros sin pedir permiso y sin haber sido invitados?.
Es cierto, y lo hemos sentido a menudo, que el camino que inician es torpe, que no saben desenvolverse, por mucho que amen, en esos sutiles y peligrosos requiebros que acompañan inexorablemente a la relación amorosa, y con esa falta de entrenamiento en la vida diaria les hace a menudo fracasar. Y llega la recaída, como un íntimo recurso. El peligro es que, al menos a nosotros nos ha ocurrido, en esos momentos nos centremos en la recaída, sin darnos cuenta de que ése es el problema que nosotros nos planteamos, pero que no tiene necesariamente que ser su problema y que tampoco es el más importante para su vida y para su futuro. A ver si, de una vez, somos capaces de llegar hasta él y su vida y quedarnos allí. Porque en ese momento de intenso dolor, creemos profundamente que lo que debemos hacer es ayudarle a superar el desamor. Porque, por encima de la droga, es un ser humano, como cualquier otro y que, como cualquier otro, necesita amar para crecer. "
Fdo.: Jesús Valverde* y Pino Morales
*Profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid.
martes, 1 de septiembre de 2009
Entrevista con Guillermo Rendueles, psiquiatra y ensayista
Guillermo Rendueles Olmedo (Gijón, 1948) es psiquiatra y ensayista. Su obra, señala Wikipedia, “se centra en la crítica de la psiquiatría ortodoxa, en la teoría social y en la política radical”.
Rendueles cursó sus estudios de bachillerato en el mismo lugar en que nació, la Academia España de Gijón que dirigía su padre, y en el Instituto Jovellanos. Desde muy joven recibió clases del filósofo anarquista José Luis García Rúa y en la adolescencia inició su militancia en el Partido Comunista de Asturias.
Licenciado en medicina por la Universidad de Salamanca en 1971 y doctor en medicina por la de Sevilla en 1980 con una tesis sobre la izquierda freudiana, inició su trabajo en 1972 como médico residente en el Hospital Psiquiátrico de Oviedo. Participó allí en un movimiento antipsiquiátrico que promovió la transformación de la asistencia de los enfermos mentales, lo que provocó una dura represión del gobierno franquista y el despido de la mayoría de médicos de ese centro. Tras realizar, como represaliado, el servicio militar en la isla de La Gomera, continuó participando en los movimientos de renovación psiquiátrica en el Hospital Psiquiátrico de Ciempozuelos y en el Hospital Provincial de Gerona.
Trabaja desde 1980 en Asturias como psiquiatra del Insalud. Entre 1980 y 1989 fue profesor asociado en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Oviedo. En 1989 se incorporó como profesor tutor de Psicopatología en el centro asociado de la UNED de Gijón. Ha sido impulsor de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, a cuya directiva ha pertenecido.
Tiene publicaciones en una docena de libros en diversas editoriales españolas y casi una centena de artículos en distintas revistas. Por algunos de esos trabajos ha sido premiado por la Real Academia Española de Medicina (en 1982) y por la Asociación Española de Neuropsiquiatría (en 1983). A principios de los años noventa, tras haber estado cierto tiempo apartado de la actividad política, participó en los grupos antimilitaristas que promovían la insumisión y volvió a colaborar con colectivos y medios de comunicación de izquierda. Escribe regularmente en el periódico asturiano La Nueva España.
Una de sus publicaciones más conocidas, Egolatría, que en su día fue reseñada por Santiago Alba Rico, puede verse en el apartado Libros-libres de rebelión
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Si me permite, déjeme iniciar la conversación con algunas definiciones, con algunas delimitaciones conceptuales. ¿Qué tipo de enfermedades mentales trata la psiquiatría?
En alguna ocasión he manejado la metáfora de que la psiquiatría como Coche Escoba de la medicina social, como práctica de cuidados que recoge todos los malestares que no caben en las categorías científico- naturales de la medicina o los recursos sociales. La medicina ofrece demagógicamente una definición de salud como “un estado de bienestar y realización físico–psíquica” para toda la población .Como es obvio que vivimos en una sociedad llena de sufrimiento y malestar no reparables por tratamientos médicos ni ayudas sociales, cuando un dolor o una queja no tiene un substrato anatómico clínico demostrable o es imposible de encuadrar en las pedagogías sociales se le etiqueta como enfermedad psiquiátrica y se le trata con ansiolíticos y antidepresivos que efectivamente acallan el dolor. Todo ello para no confesar la impotencia del llamado estado del bienestar para ofrecer una vida buena . El niño no educable en la escuela acaba en el psiquiatra . El ama de casa quejica de dolores a los que no se le encuentra causa física el psiquiatra la etiqueta de somatizadora y le da ansiolíticos. El comercial que no duerme y abusa del alcohol de nuevo ansiolíticos. Todo con tal de no cuestionar la escuela, el hogar o el comercio como focos de alienación y mala vida que hay que transformar o destruir.
De ahí que la practica psiquiátrica sea una práctica muy pretenciosa: ofrece mejoras para toda clase de males y desde luego promesas que luego no puede cumplir. Como el Bálsamo de Fierabrás los psiquiatras ofrecen remedios para toda clase de situaciones: dirección del duelo para las catástrofes o la muerte de algún ser querido, enfrentamiento al estrés laboral, dolor de enfermedades reales pero de causa desconocida como la esquizofrenia o los trastornos afectivos. Todo acaba en un totum revolutum llamado psiquiatrización de la vida cotidiana. De ahí que la sala de espera de un psiquiatra sea un lugar singular donde coexisten desde malestares banales secundarios a la vida cotidiana con los sufrimientos más atroces de las psicosis o las grandes depresiones que terminan en el suicidio. Para todos tiene el psiquiatra una palabra como un cura o una pastilla como un médico o una rehabilitación como un masajista
¿Y qué relación, si existiera, observa usted entre la psiquiatría y la psicología?
Los dos gremios compiten en ofrecer remedios que psiquiatrizan o psicologizan la vida cotidiana Ambas profesiones se proponen como remedios para todos esos malestares que van del nacimiento a la muerte. La gente ha sido desposeída de sus saberes comunes para criar hijos, para el sexo, para envejecer, para luchar contra la explotación laboral y necesita técnicos que provistos de saberes psi le enseñen a vivir. Psicopedagogos para criar hijos sanos mentalmente, sexólogos para concebirlos, psicólogos para hacer duelo por la muerte de los deudos, gerontopsicólogos para envejecer saludablemente y neuropsiquiatras contra el mobbing.
Los psicólogos limitan ese enseñar a vivir, limitan estas curas de la vida a palabras y los psiquiatras ofrecen además pastillas que hacen distanciarse a los sujetos de la situación invisible y con ello a tolerar mejor el dolor vital . Ambos ofrecen lo que no pueden dar: remedios técnicos para resolver sufrimientos sin romper los marcos de la situación que genera esos dolores y que no son otros que individualismo o el mercado. La lucha por atender a las poblaciones emergentes que buscan amo psiquiatrizador entre ambos gremios es patética por parte de los psicólogos que piden intervenir en los centros de salud con argumentos muy cercanos a la antipsiquaitría de los años 70 –la enfermedad mental no es una enfermedad como las otras afirman con justicia - pero afirmando que es el gremio psicológico con sus variadas escuelas y no las redes populares quien pueden romper esa malaria urbana que hoy constituyen las quejas encuadrables en lo psicológico o psiquiátrico.
Entonces, psiquiatrizar y psicologizar son, según usted, tareas muy próximas.
Efectivamente. En el sentido señalado de psiquiatrizar y de psicologizar, son tareas similares. No se trata de sustituir una práctica psiquiátrica por una psicológica sino de salirse de ambas redes que limitan los análisis y soluciones populares al egoísmo y al calculo afectivo que hoy domina la ideología popular y que psiquiatras y psicólogos refuerzan como aparatos del estado que son. Ante un duelo o un despido ambos discursos recurren a metáforas economistas para formular sus tratamientos: desinvertir afectos del muerto o el trabajo perdido, volver a invertirlos. Cualquier situación se enmarca por ambos gremios en las oscuras aguas del calculo egoísta que decía Marx. No conozco a nadie que haya ido al psicólogo y le haya preescrito la lucha solidaria contra sus males sino cuidar de sí en el marco intimista. Nadie que no haya ido y no le hayan dicho que él no puede arreglar el mundo ni tiene culpa de sus desarreglos y que se afane al carpe diem. De hecho leer un manual de autocuidado es una incitación al egoísmo y muchos de los manuales para mujeres una auténtica agresión a sentimientos altruistas: aprender a decir no, no amar demasiado, calcular bien el intercambio afectivo para no salir defraudadas. En fin, una especie de buen inversor no sólo en la bolsa sino en la casa o la cama .
Depsiquiatrizar o depsicologizar la vida cotidiana supone recuperar un saber común que antes tenía la mayoría de la gente para gestionar las situaciones de sufrimiento o conflicto sin recurrir a unos técnicas psi o una pastillas con dudosa o excesiva eficacia (las pastillas psiquiátricas son a veces demasiado eficaces y permiten tolerar situaciones intolerables adormeciendo los sentimientos que permiten cambiarlas). Para escuchar penas o aconsejar con prudencia cualquiera de nuestro entorno sirve menos un profesional psi que no comparte valores ni sentimientos y por ello los enmarcara en sistemas ideológicos de la escuela a la que pertenezca.
¿La tradición psicoanalítica ha dejado su huella en la psiquiatría actual?
La psiquiatría actual está dominada por clasificaciones procedentes de la muy poderosa Asociación de Psiquiatras Americanos. Hace una década impusieron una clasificación de las enfermedades mentales llamada DSM III que excluyó cualquier termino psicoanalítico como neurosis o histeria. Se pretendió con ello una clasificación empírica y ateórica de los trastornos mentales que supuso en la práctica el que los psiquiatras dejasen de pensar o interpretar la relación de los síntomas psiquiátricos con la biografía de sus pacientes, para buscar signos objetivos de enfermedades y tratar las enfermedades con protocolos de consenso logrados por votaciones democráticas en los congresos psiquiátricos. Una de las relaciones freudianas más tradicionales “las neurosis son inversiones de las perversiones sexuales” desaparece de la DSMIII no por ningún debate teórico sino cuando en esas votaciones desaparece la perversión como categoría gnoseológica sin más explicaciones que el éxito del colectivo gay en lograr votos .
En el fondo la DSMIII nació por la impotencia de la psiquiatría o la psicología para diagnosticar con precisión. Unos investigadores fueron ingresados como enfermos y los psiquiatras fueron incapaces de detectar la simulación. El horror de los años 70 en la academia psiquiátrica es que, al no poder identificar simuladores o no ponerse de acuerdo en las peritaciones ante los juzgados para bajas laborales, la administración excluyese a lo psiquiátrico del campo médico o del pago de las muy poderosas compañías de seguro americanas. De hecho algunas definiciones en la DSM dependen de un pacto con esas compañías para que no empiecen a pagar seguros médicos a los esquizofrénicos antes de 6 meses que se exige para el diagnóstico de esta enfermedad. La voluntad de ser empíricos y ateóricos barrió toda la “epistemología de la sospecha” que Freud había introducido para interpretar los síntomas psiquiátricos y dar sentido a la enfermedad, para relacionar el sufrimiento psiquiátrico con los poderes familiares que escribían la versión canónica y falsa de la infancia.
Hoy los síntomas psicológicos -nuestras angustias o depresiones- son una especie de equivalentes de unos trastornos de los neurotrasmisores que aunque nadie pueda medir se suponen modificables con psicofármacos o terapias. De ahí que Freud sea hoy un completo desconocido para las nuevas generaciones de psiquiatras.
Y eso para no hablar de la izquierda freudiana que dio importantes materiales para las revueltas contra el manicomio y la institución total de los años 70 y las resistencias antiautoritarias al familiarismo. Lo psicoanalítico ha quedado por ello como una escuela con escasa aplicación en la clínica real en parte por sus propios errores sobre la centralidad del dinero de la cura tipo (Freud afirmó que si el enfermo no paga dinero al terapeuta es poco probable que se cure y casi seguro que no abandonará su terapia). La aplicación literal de esa relación de medicina liberal de pago por acto médico impidió al psicoanálisis implicarse en un modelo social en donde integrarse. Finalmente la regresión de los psi que renuncian a formarse con la profundidad y el trabajo que exige aprender psicoanálisis terminan de ensombrecer el futuro de las prácticas psicoanalíticas .
Los americanos dicen que el psicoanálisis es otra de las rarezas de Paris y el número de pacientes tratados por analistas no llega ni al uno por mil de la población psiquiatrizada en nuestro mundo
¿Qué significó aquella rebelión antipsiquiátrica de los años sesenta y setenta al que usted hacía referencia? Estoy pensando en Coopper, en Bassaglia,…
El movimiento de Psiquiatría Democrática que encabezó Bassaglia representó la voluntad de dar la vuelta al sofisma del manicomio que eludía el análisis del encierro en la génesis de la gran locura Lo mismo que en los zoológicos se produce una conducta animal que no es la real en el manicomio se producía lo que Bassaglia llamaba el Doble de la Enfermedad Mental. El manicomio producía una locura que no era la de los pacientes sino la producida por el estigma y la profecía autocumplida de la psiquiatría de la época que describía la locura como peligrosa e irrecuperable. De ahí que todo el saber producido por la observación de locos encerrados, es deci,r toda la psicopatología clásica era un seudo saber parecido al de la zoología del parque de fieras. Categorías psiquiátricas centrales como la esquizofrenia catatónica desaparecieron de los libros cuando desaparece el encierro manicomial
Yo trabajé en un manicomio cercano a Madrid donde los pacientes estaban internados y diagnosticados en pabellones sintomáticos. Había pabellones de violentos, incontinentes, crónicos cerrados, abiertos, etc. Por un derrumbe tuvimos que repartir los internados del pabellón de violentos por el resto del manicomio y la conducta violenta dejó de producirse en los enfermos que padecían la violencia. La violencia no era por ello algo producido por el cerebro o la enfermedad de los pacientes sino creado por la institución que los cronificaba.
Del manicomio, el análisis bassagliano se extendió a otras instituciones totales como el ejército, las fábricas, los internados estudiantiles y fue muy productivo para las revueltas de mayo 68. De repente las masas en las fábricas descubrieron que el sufrimiento laboral no tenía que ver con su trabajo real o la producción, sino con las disciplinas que imponían gerentes y capataces. Los movimientos de la Autonomía Obrera italiana deben mucho a ese análisis postbassagliano en él que la fabrica se parece al manicomio o el cuartel en falsificar las vidas de sus internados y en crear una vida doble de la real- posible. Destruir los muros de esas instituciones fue la bella consigna que salto de los manicomios a las cárceles, las fábricas o los cuarteles. La esperanza de destruir ese archipiélago de instituciones que limitaban la vida fue el último fantasma de la libertad que yo conocí.
En cuanto a Coopper
Coopper y Laing hicieron unos análisis más microsociales de la familia como institución generadora de patología mental codificando figuras como los padres esquizofrenógenos o las teorías del doble vínculo como substrato de la comunicación autoritaria y enloquecedora que quebraba la identidad del sujeto casi desde el nacimiento .
De nuevo la locura era prefabricada desde la irracionalidad de la autoridad familiar. Cuando se falsifica la percepción de las necesidades infantiles y una madre afirma saber que su hijo tiene sueño y debe irse a la cama aunque el niño diga no tener sueño se esta iniciando ese proceso de pérdida de saber íntimo que en su extremo crea locura (la autoridad y la orden de vete a la cama se enmascara en cumplir las falsas necesidades del niño como el mercado satisfará todas las falsas necesidades del adulto). El discurso del padre aparece en esos análisis como el eco directo de la voz del amo estatal, mientras la madre es una figura más enloquecedora por su papel ambivalente entre la incitación a la sumisión y las fantasías utópicas. Estos análisis fueron muy productivos para el pensamiento antiautoritario y antifamiliar con propuestas de comunidades terapéuticas sin terapeutas y en desenmascarar todas las trampas que el lenguaje normal forjado en la intimidad crea en la enajenación cotidiana. Gestionar la enseñanza de los sentimientos correctos, de cómo se debe querer que constituía una función familiar central, saltó por los aires en esos años gracias a los análisis de Laing
La derrota de todo ese movimiento es hoy más que evidente, cuando las familias de enfermos tienen un poder grande y piden tratamientos obligatorios o cerrados para sus hijos y en la práctica están logrando la vuelta a unas disciplinas panópticas cercanas a neo manicomios y al uso masivo de psicofármacos inyectables quincenalmente como profilaxis de cualquier conducta violenta. Cada vez que hay un acto violento de un paciente psíquico el clamor por el encierro no cesa y las maldiciones contra la antipsiquiatria tampoco.
Afirmar que aquello no fue un sueño y que efectivamente luchar contra el manicomio fue luchar contra el orden o el familiarismo es hoy, más que un ejercicio de memoria, una afirmación de la esperanza en rebrotes de la razón tras su eclipse.
En las enfermedades mentales, ¿la herencia genética es determinante? ¿Influye, de qué forma, el ambiente social, la estructura familiar? ¿Depende de las enfermedades?
Los conceptos de enfermedad mental están mal definidos y por ello es difícil de contestar a la pregunta de las influencias del ambiente o los genes. En los grandes síndromes bipolares y esquizofrénicos la herencia parece indudable pero es la herencia de una vulnerabilidad que no se parece al modelo del despertador biológico preparado para que surja la enfermedad a la legada ala pubertad.
El brote psicótico y las fases maniacodepresivas precisan de un desencadenante y una vez desencadenada su evolución depende de cómo se trate y se prevengan las recaídas. Si se la medicalaza en extremo o se la encuadra en profecía auto cumplida -la locura nunca cura- se transforma en un proceso invalidente que hace sujetos dependientes de por vida, que necesitan según los protocolos actuales vigilancia y control perenne sin ninguna posibilidad real de alta médica. Médicos y familias coinciden que ante el riesgo de recaída es preferible tratamientos perennes.
Por el contrario que se limite el tratamiento y el pronóstico positivo a episodios psicóticos con perspectivas de cura, permite vidas en libertad que gestionen con prudencia ese riesgo indudable de recaída que los genes provocan. Gestionar ese riesgo desde lo autoritario y la profilaxis del “por si acaso recae que tome neurolépticos de por vida” o aceptar el riesgo ”sin medicar por si acaso” define hoy las posturas neomanicomiales o libertarias frente a las grandes psicosis .
El resto de los trastornos psíquicos -depresiones, angustias, trastornos de personalidad, malestares por estrés- son falsas enfermedades que se etiquetan como tales para individualizar sujetos frágiles para que puedan ser tratados con técnicas que no pongan en cuestión el papel desencadenante de la mala vida urbana que está en la base de sus sufrimientos. Ni el trabajo como lo conocemos, ni las casas de vecinos que articulan nuestras ciudades, ni las familias realmente existentes sobrevivirían sin la toma masiva de ansiolíticos que permiten dormir, levantarse y aguantarnos unos a otros en esa especie de cloaca sobrepoblada en que vivimos. Los procesos de etiquetado y psicologización de esos malestares que permiten sean vividos en privado y no se colectivicen completan el papel apaciguador y distanciador que permiten las categorías psiquiatrizantes y los psicofármacos
A finales de 2008 el New York Times informaba que más de la mitad de los 28 especialistas encargados de preparar la próxima edición, prevista para 2012, del DSM-IV-TR: Mental Disorders. Diagnosis, Etiology & Treatment, el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales por excelencia, mantiene algún lazo con empresas farmacéuticas. Ya en 2006, investigadores de la Universidad de Tufts denunciaron que el 56% de los encargados de revisar el DSM habían tenido al menos un nexo monetario con un laboratorio entre 1998 y 2004. El porcentaje era aún mayor entre los expertos que trabajaban en enfermedades mentales más graves; la esquizofrenia por ejemplo. Concretamente, según el NYT, uno de los psiquiatras firmantes del DSM había ejercido de consultor de trece laboratorios diferentes en los últimos cinco años (entre ellos, algunos de poder tan inmenso, y casi inabarcable, como Wyeth y Pfizer). ¿Es así? Una situación de dependencia o subordinación de este orden, ¿puede alcanzar esta dimensión? ¿También en España?
Un ansiolítico –el lorazepan, propiedad de uno de los dos laboratorios que mencionas– es el fármaco más vendido en España por encima de la aspirina o los analgésicos En general en apenas 20 años los psicofármacos han pasado de ser algo marginal en las ganancias de los monopolios farmacéuticos a ser sus productos estrella y ello sin que se halla producido ningún descubrimiento importante en sus laboratorios. Los trastornos psiquiátricos se diagnostican como en la medicina del siglo diecinueve por la escucha de los síntomas de los usuarios y no por ningún mediador interno sobre el que podamos medir la eficacia de los fármacos para aliviarlos como en el resto de la medicina del siglo xx. Frente al antidiabético que para ser mas eficaz que el anteriormente comercializado y vendido, debe normalizar las cifras de azúcar de cada enfermo que lo usa, los psicofármacos solo deben hacer ver o escuchar que el paciente dice encontrarse un poco mejor que con la anterior pastilla sin modificar ningún marcador material de mejoría. Obviamente ese carácter no objetivo es el sueño de cualquier mercader que quiera vender pastillas que como las diferentes marcas de coches sean un poco mejor que los de la competencia.
Los antiguos antidepresivos o neurolépticos son igual de eficaces que los nuevos para atenuar los síntomas de enfermedad como a duras penas tienen que reconocer sus fabricantes. Varían solo en que producen menos efectos secundarios: el Prozac (del otro laboratorio del que hablas) se empezó a recetar a miles de enfermos en América no porque fuese un antidepresivo más eficaz que el anafranil sino porque no engordaba o secaba la boca como sí hacía este. Pero su valor económico pasó a multiplicarse por miles de euros.
Un psicofármaco contemporáneo para el tratamiento de la esquizofrenia suele costar más de 100 euros y a veces más de 200 al mes frente al haloperidol igual de eficaz que puede costar 2 euros aunque produzca más efectos secundarios .
El uso de psicofármacos es además un mercado cautivo y un psicótico un cliente seguro desde los 20 años hasta la muerte si se siguen lo consensos dominantes hoy en psiquiatría. Como decía, al ser fármacos que a diferencia del que trata la anemia no tiene que demostrar su eficacia en protocolos rigurosos, sino en la observación del medico que lo trata y rellena cuestionarios, son tremendamente sensibles a la propaganda y la influencia del recetador que decide la mejoría o empeoramiento de acuerdo con su ojo clínico por desgracia tremendamente sensible al los reclamos de los laboratorios farmacéuticos que gastan cifras millonarias en manipular a los psiquiatras como intermediarios de ese mercado.
Todo ello define un merado especial: enormes ganancias, no objetividad del producto, dependencia del fármaco elegido de la decisión del psiquiatra. Por ello la propaganda sobre el psiquiatra que los prescribe determina unas relaciones profesionales mercantilizadas de las que casi nunca se habla entre los profesionales que se aprovechan de las migajas del sistema
No hay un solo congreso psiquiátrico en la que sus asistentes se paguen inscripción o viajes sin el apoyo de la industria farmacéutica, industria que sin presionar directamente sobre los psiquiatras (en mi experiencia es raro el “recétame y te pago el viaje a América”) obviamente genera unos mecanismos de agradecimiento que hace una rareza los antiguas reuniones de psiquiatras críticos o contraculturales. Los congresos de las asociaciones de psiquiatría, en teoría de izquierda, son en ese sentido tan dependientes de la industria farmacéutica como las de la derecha y sus congresos tienen el mismo estilo de grandes hoteles y banquetes en restaurantes caros, antaño reservado a los mandarines de la medicina
Cambio de tercio. Usted ha señalado recientemente que el hecho de que el 30% de la población obrera asturiana afectada por reconversiones acuda hoy a los Centros de Salud Mental ejemplifica un desastre: “el viejo orgullo del proletariado que “sabia quién era” está siendo substituido por personalidades pasivo dependientes que buscan en los ‘psi’ tutela, pastillas y consejos para reconducir su vida según un régimen de servidumbre voluntaria”. ¿Por qué habla usted de servidumbre voluntaria? ¿Qué podrían hacer entonces los trabajadores/as afectados?
Si me permitís la pequeña grosería, lo que buscan en salud mental los trabajadores agobiados se parece al que para buscarse amores se va de putas. Ante el horror real de la vida cotidiana, todo el mundo sufre y necesita que alguien le escuche, afecto, consejos prudentes o incluso mimos que alivien el horror económico. Buscarlo en un profesional que cobra del estado por esos menesteres, y no comparte las realidades del trabajo o el barrio o puede tener unos valores tan opuestos al consultante como ser del opus dei (una de mis pacientes dejo de ir al psiquiatra después de dos años, cuando supo que su terapeuta no estaba en consulta por ir de cacería) parece una confusión vital más que como aquel borracho busca la llave no donde la ha perdido sino donde el ayuntamiento ilumina.
Frente a esa ayuda profesionalizada que coloniza la vida desde un saber poco creíble (hay multitud de escuelas psi), el pueblo debería colectivizar su dolor y acumular valor para mirar de frente lo que oferta la vida en el mercado, sin edulcorarlo con la falsa promesa de que cuando la cosa vaya mal algún psi de la “seguridad social” me ayudará aunque yo no tenga redes solidarias en que apoyarme.
Aprender que el malestar no depende de su psique individual sino de las relaciones de explotación y sumisión al imaginario de deseos que nos hace vivir por encima de nuestras posibilidades con modelos de clase media es la amarga verdad que la población trabajadora se niega a ver. Saber que si me encierro en el egoísmo y la búsqueda de salvación en el intimismo cuando esa vida íntima se me derrumba y, por ejemplo, se muere mi objeto amoroso o pierdo el trabajo, ningún profesional me puede ayudar realmente porque ningún profesional puede sentir conmigo a sueldo, puede ser un primer paso en esa renuncia a las falsas promesas. Solo desde las viejas solidaridades, de hablar cada mañana con los compañeros y salir a tomar sidra o vino tras el trabajo para maldecir al patrón o comentar los azares de San mercado con la esperanza que algún día todo ese sistema caiga, fue vivible una cotidianidad tan dura como la del trabajador fabril tradicional. Sólo lo acogedor del barrio, de los lugares donde uno está entre los suyos, sólo los vínculos con los compañeros y sus familias y una forma de vida en lo común permiten escapar a las miserias del individualismo o disminuir diluyéndolas en lo colectivo las penas cuando la tragedia nos alcanza.
Si cada uno va de su casa al trabajo, se encierra en el familiarismo y en los grupos de aficiones comunes, está condenado a tener un alto riesgo de terminar en el psiquiatra como el que acude al lupanar a buscar amores profesionales
El precariado en el que vive una gran parte de los trabajadores españoles, autóctonos o no, ¿está afectando a su salud mental? ¿Hay cifras al respecto? Se habla de una epidemia de depresiones que afecta al 30% de la población y hay barriadas obreras donde es más normal haber pasado por las consultas de salud mental que no haber necesitado ayuda psiquiátrica a lo largo de la vida .
La miseria subjetiva que la vida en precario crea es la imposibilidad de crear esos vínculos serenos de los que hablaba más arriba para describir la cotidianidad de la clase obrera tradicional. Un niño tiene un vínculo sereno cuando puede jugar en el parque sin mirar continuamente a su madre porque sabe que ella va estar a allí cuando se caiga. Uno puede arriesgarse en la vida y ser un activista social si sabe que tiene una red social amplia que cuando la desgracia le alcance va a tener solidaridades múltiples. Esos lazos solidarios, esos vínculos serenos necesitan tiempo y tradiciones de identidad. Desde el colegio los antiguos trabajadores codificaban sus gustos y sus maneras al imaginario de clase que los protegía y los endurecía del mundo hostil de los señoritos: sabían que los melindres o la depresión no eran para ellos, que al tajo se iba a sufrir pero que la vida podía permitirles devolver golpes a ese mundo de la burguesia si permanecían juntos. Sin tiempo para estar juntos y sin coger a cita que las viejas tradiciones obreras les proporcionan los precarios están perdidos: ni identidad colectiva, ni defensas de clase les protegen. La ideología del Pícaro, la vieja astucia del lazarillo para burlar y sacar las ventajas que puede parece ser la tendencia subjetiva preferente en el precariado que corre como puede entre amos desalmados buscando cobrar del paro o las bajas médicas es lo que se ve de nuevo desde las consultas de salud mental.
El termino depresión es un cajón de sastre que quiere decir malvivir o incapacidad de autogestionar la vida sin ayudas profesionales. Afecta a sectores de población más colonizadas por el intimismo: mujeres, precarios sin redes sociales sólidas, viejos sin compañía que las han perdido, jóvenes renegados de su clase y aspirantes a trepar socialmente. Frente a ellos la vulnerabilidad a la depresión se invierte cuando el tiempo de trabajo o la organización de actividades crea grupos con identidades solidarias que se suponen pueden durar toda la vida. Frente al voluntariado social que crea grupos ligeros que llama H. Bejar de malos samaritanos los viejos sindicatos, los grupos comunistas, las comunidades religiosas, creaban vínculos e identidades sólidas que endurecían y “empoderaban” (hacían sentirse dueños de sí) a sus miembros frente a las crisis vitales que el propio tiempo genera. Se decía aquello de un comunista nunca está solo porque suponía que cualquier trabajador podía ser su amigo y que las edades del hombre -juventud, madurez, vejez- tenían unos rituales tan cercanos a lo religioso que hacía que incluso la muerte fuese aceptada como un pasar la cita con la historia a las generaciones venideras. Si esa identidad se licua y el precariado no permite enlazar la vida individual con esos colectivos y esas tradiciones la cotidianidad se convierte en ese cuento lleno de ruido y furia contado por un idiota que fácilmente busca sentido-consuelo en el psi. A ese sesgo cognitivo de buscar ayuda fuera de los iguales, en los expertos, en la técnica es lo que llamo proceso de servidumbre voluntaria que ni siquiera es consecuente con la ideología egoísta que ha elegido y que enlaza con el prototipo de Lázaro de Tormes que he propuesto líneas arriba.
¿Cómo cree usted que está afectando la actual crisis, esta crisis cuyo fondo no acabamos de entrever, a las gentes trabajadoras? Las amenazas de despidos, de cierres patronales, de reconversiones, ¿taladran su conciencia?
La crisis continua un proceso de contrarrevolución que aumenta la egolatría del sálvese quien pueda y la cobardía colectiva para pelear por un mundo radicalmente otro. Todas las crisis sociales son oportunidades para cambiar la historia. En esta que nos ha tocado, las clases populares van a salir más desestructuradas y derrotadas de lo que entraron: perderán la batalla sin ni siquiera haber peleado. Viejas palabras como ocupación de fábricas, autogestión, nacionalizaciones son fósiles lingüísticos para unos colectivos sindicales que como en el chiste sólo piden a sus señores quedarse como están .
Se parece por ello esta derrota obrera a esos experimentos de Indefensión Aprendida en que los animales de experimentación sometidos a castigos en una piscina se dejan morir cuando aún tienen energías objetivas para pelear. El dolor colectivo y la ansiedad producida por el riesgo de neopobreza está como las malas salsas sin ligar por ninguna organización que le dé forma y salidas colectivas .
De continuar la tendencia actual las capas populares saldrán subjetiva y objetivamente más maltrechas de lo que entraron y a mi juicio se acentuarán tendencias reaccionarias que difícilmente imaginamos desplazando la rabia contra los emigrantes y no contra los poderosos. De cualquier forma la historia no está nunca escrita del todo y como escribió Brecht en su imprescindible “Oda a la dialéctica” los derrotados de hoy son los vencedores del mañana. Pero para ello, quizás perder la esperanza de buena vida en el mercado o en los bienestares de la psicologización es un paso imprescindible para salir de esa indefensión y decidirse a pelear con las fuerzas que aún quedan
¿Qué puede hacer un psicólogo, un psiquiatra ante la desesperación de estas personas trabajadoras? ¿Decirles que hagan la revolución?
Puede tratar de encuadrar ese sufrimiento subjetivo en lo impersonal, impidiendo el proceso de individuación o de culpabilización que añade miseria psicológica a la económico-social. Saber que el paro toca como “la lotería al revés” tranquiliza a quién busca causas y remedios psicológicos de su malvivir en su biografía preguntándose qué hice mal. Tratar de crear vínculos no profesionales entre parados, entre personas con sufrimientos etiquetados de depresivo-ansiosos y dar formas de interpretar la angustia-depresión en un marco colectivo que busque agrupar seudoenfermos en redes de apoyo y consumo paralelo pueden ser sugeridas desde las consultas .
Los fundadores de Alcohólicos Anónimos persistieron en beber mientras iban de psicólogo en psiquiatra por todo el mundo. Dejaron de beber y crearon la red de autoayuda más potente del planeta, cuando tomaron conciencia que en la ayuda mutua se podían crear las redes y técnicas que evitan beber. Siempre me ha parecido un ejemplo a seguir .
El movimiento feminista tiene experiencias similares: las de Boston lograron reapropiarse de unos cuerpos mutilados por la ginecología. Tener valor para pensar y actuar desde la experiencia acumulada puede lograrse desde a confesión de impotencia profesional de los psicólogos o psiquiatras si tuviesen honradez para autoevaluar realmente su practica real tan poco eficaz en aliviar el dolor subjetivo
Usted ha afirmado que “bajo rótulos psicoterapéuticos, determinados aparatos burocráticos constituyen dispositivos de producción de identidades destinados a individualizar el sufrimiento producido por la crisis y evitando así cualquier estrategia colectiva”. ¿Es una estrategia consciente en su opinión? ¿Es una subordinación a los intereses del capital?
Uno de los rasgos centrales del nuevo espíritu del capitalismo es que no necesita conciencia o ideología dominante para imponer su dictado: con que se consuma y se sometan las poblaciones al régimen de necesidades que la propaganda crea… A los grandes monopolios no le importa el pensamiento de la gente .
En ese sentido la psicologización no es una práctica consciente del capitalismo porque no la necesita. Simplemente con que el pueblo se encierre en su casa, su pareja y olvide los viejas identidades basadas en grupos naturales, la victoria de san mercado está asegurada. Si no hay un Nosotros desde el que vivir y el yo sucesivo es el único punto desde el que se reflexiona el capitalismo puede dejar flotar a esos individuos y que escojan cualquier ideología que no recree esos vínculos. Precisamente el anticlericalismo de los postmodernos atufa a ese deseo de liquidar incluso la ideología comunitaria que en tiempos les sirvió y que en lo que tiene de Nosotros Identitario les resulta una paradójica resistencia a pesar de lo anticuado de sus protestas.
Quizás al Estado y a los políticos sí les interesa aparentar una eficacia de la que carecen para influir en la vida real de las personas e ideoligar una seguridad social frente a los azares económicos suponga un mecanismo de evitar el desinterés de la población sobre lo político. Afirmar que al menos el estado puede dar escuela y centros de salud desde la izquierda puedes ser un mecanismo de fidelizar unas masas ya convencidas de la inanidad del estado para influir en el paro o la vida real.
Salud y mental y relaciones de producción capitalistas, ¿son términos que permiten conciliación en su opinión? ¿El capitalismo, por el contrario, es enemigo de la salud mental de las personas?
Los efectos patológicos del capitalismo sobre la salud mental no nacen de una voluntad maligna que hacía gritar a la Bruja Avería “Viva el Mal. Viva el Capital!” sino de que en su necesidad de multiplicar sus ganancias vendiendo nuevas mercancías precisa crear necesidades continuas en las personas y por ello se transforma en un sistema que necesita producir identidades basadas en una especie de glotonería consumista que no se satisface nunca. ¿Cuánto es bastante? se responde desde el mercado con un Nunca que genera ansiedad continua en las personas. La sobriedad y la configuración de unos gustos y unas satisfacciones al margen de las seudonecesidades creadas desde la ideología capitalista son el primer paso para adquirir una difícil salud mental siempre cercadas porque algún fetiche ofrecido por la publicidad -tal viaje, tal coche, tal casa- acierte a enlazar con alguna perversión propia y nos haga vender la vida para cambiarla por dinero para comprar esos productos dotados del encanto mágico de la mercancía que adquiere lo interiorizado como deseo. El sujeto tal como lo conocemos es tan voraz y tan maldotado de Hibris de falta de freno a sus ansias, que precisa un sistema muy racional para contenerse .
Vivir sobrios y ser un poco mojigatos me parece un consejo prudente en estos tiempos de exhortación a liberar el deseo o atreverse a todo como signo de salud mental. Reprimirse frente a la desublimacion represiva de la que nos hablaba Marcuse como característica del postcapitalismo es una reflexión necesaria a pesar de que suene a pensamiento reaccionario
También usted ha afirmado que los estudios de epidemiología psiquiátrica señalan a que la conciencia de clase, el capital social, es un remedio “que atempera la vulnerabilidad y aumenta la resistencia frente a la depresión por estrés laboral”. ¿Por qué? ¿Cómo actúa positivamente “el grado de reciprocidad y confianza en las relaciones formales e informales entre personas, que facilita la acción colectiva en búsqueda de beneficio mutuo”? Recordaba usted que un impecable estudio finlandés sobre 35.000 trabajadores mostró ese capital social como mejor preeditor de riesgo-protección para superar la crisis.
Se ignora a veces que los estudios de Elton Mayo que dieron cobertura a la ideología taylorista que liquidó la cultura de clase en las grandes industrias americanas es el estudio de un psicoanalista que reconvierte cualquier queja contra el capataz o el patrón en proyecciones de una mala imagen familiar. Sus largas entrevistas a las obreras de General Electric tiene un formato psicodinámico donde afirma que tras el odio de clase se trasluce los fantasmas edípicos de odio al padre. Es decir, el malestar en la fábrica sería un rencor vertido en la fábrica pero construido en lo familiar. Convertir a cada gerente en un psicólogo fue la receta que tanto éxito dio a la productividad taylorista: “tras cada demagogo hay un neurótico” fue la fórmula que permitió el tratamiento individualizado del malestar obrero etiquetado de resentimiento.
Los psicólogos de empresa buscan por ello identificar a esos sujetos inadaptados para desactivar cualquier colectivización o protesta que sume malestares, para tratar individuo a individuo esa “proyección” del sufrimiento intimo que se vierte en la fábrica
Unos pocos estudios analizan los colectivos activando su memoria colectiva, analizando lo que hay de común en las humillaciones de la cadena cuando hay que pedir permiso para ir a mear o cambiarse el támpax con independencia de la personalidad o la historia individual. En esa memoria grupal se descubre lo poco individualizada que es la neurosis del trabajador que vive como fatiga y daño físico-psíquico la reducción de su vida a tiempo de trabajo. Se puede incluso medir como aumentan los consumos de alcohol o las rupturas de pareja en relación a crisis laborales .
La miseria de las organizaciones sindicales se puede visualizar en su incapacidad para articular esos estudios que posibilitarían un relato colectivo del daño laboral sin reducirlo al esquema de estrés y laboral productos de depresión- ansiedad en función de la vulnerabilidad personal.
La cultura psicológica del norte de Europa conserva restos del antiguo pacto social que permitía sustituir la cogestión por medidas sindicales muy ligadas a la base que dejaron una magra cosecha de estudios sobre el papel protector de la asamblea en la higiene mental de los trabajadores frente a los comités de seguridad en el trabajo. En ese sentido los equivalentes empíricos de la conciencia de clase -asistencia a asambleas, participación en comités de salud laboral, construcción de redes amistosas desde la fabrica- suministran protección eficaz frente a bajas laborales por depresión- ansiedad
Apuntaba también usted en una carta al colectivo de Espai Marx que cuando alguien se siente acosado en una empresa su única defensa real son las relaciones horizontales con sus compañeros, con esas relaciones las que le pueden permitir analizar su sufrimiento en términos colectivos y encontrar apoyos reales en ese colectivo. ¿Qué tipo de apoyo puede encontrar un trabajador desesperado entre compañeros no menos desesperados en ocasiones?
La escucha de alguien que vive las propias condiciones laborales ya es terapéutica porque a diferencia de la escucha psicológica es una escucha enmarcada y no descontextualizada en la que se comparten valores y se puede actuar sobre la situación real que genera el malestar. De esa escucha siempre nacen formas de micro solidaridades que se traducen en pequeños actos de resistencia y sabotaje a los ritmos laborales o a los abusos de los de arriba. En un taller de calderería cuando entraba el ingeniero comenzaron a caer herramientas desde los andamios a su paso con lo que las visitas s e hicieron infrecuentes. Tras algunas cenas navideñas en unos astilleros gijoneses los coches de los encargados aparecieron pintarrajeados. Tras las fiestas de comadres en Gijón las obreras del textil se reafirmaron en no abandonar un encierro que duró años. De esos contactos esporádicos basados en escuchas mutuas, a salir del trabajo y compartir cotidianidad creando esas redes y esos vínculos que permiten construir un Nosotros y unas rutinas comunes no hay mucha distancia y me parece el único manual de supervivencia que conozco frente al individualismo que termina en una especie de narcisismo egotista en la que cualquier perdida afectiva lleva a la depresión.
Hace muy poco ha fallecido Carlos Castilla del Pino. ¿Qué ha significado Castilla del Pino en la historia reciente de la psiquiatría española?
Perdón por citarme pero he escrito un largo articulo sobre Castilla del que fui buen amigo que podéis reproducir en vuestro portal. En él por decirlo de forma sintética afirmo que mientras su figura era aclamada por la psiquiatría de izquierda durante sus reuniones, la práctica real de esos psiquiatras progresistas se correspondía mejor con la del gran psiquiatra del franquismo López Ibor . Este afirmó como tesis central que “las neurosis eran enfermedades del ánimo que no precisaban psicoterapia sino antidepresivos”. No hay apenas ningún neurótico hoy en España que no reciba dosis medio altas de antidepresivos de acuerdo con esas tesis. Como en tantas cosas el tirano dejo las cosas atadas y bien atadas y mientras en lo ideológico se alaba a Castilla en la practica se actúa con las ideas y la lógica del franquismo
Finalmente, hablando una vez más de memoria histórica, un psiquiatra militar, el señor Vallejo Nájera, calificó a los rojos españoles de enfermos mentales. Propuso tratarles como tales y creo que lo consiguió. ¿Era eso saber científico, ideología psiquiátrica, fanatismo envuelto en términos pseudocientíficos?
Vallejo Nájera fue una fiel expresión de las contradicciones del franquismo. Escribió textos sobre la simulación psiquiátrica que llevaron al paredón a bastantes rojos que trataban de hacerse pasar por locos, escupió sobre los internacionalistas con unos estudios epidemiológicos repugnantes, moralizó a mujeres y niños creando en los años cuarenta unas instituciones de represión llamadas Patronatos de Protección a la Mujer que vigilaban y castigaban las faltas al amoral monjil que el dictador impuso. Para colmo escribió un tratado de psiquiatría basado en la psicología de Santo Tomas de Aquino con apartados sobre la patología de la voluntad y otros disparates similares que fue obligado manual en las facultades de medicina franquistas.
Pero frente a la mayoría de la psiquiatría republicana no se apuntó por motivos religiosos a apoyar la eugenesia de los pacientes mentales que fue el crimen capital de la psiquiatría del siglo que entonces se iniciaba y que muchos de los científicos de izquierda con base en el darwinismo apoyaron. Lafora, el gran psiquiatra de la República, bien entrados los años cuarenta, aún defendía la esterilización de los pacientes mentales graves . Varios científicos e intelectuales de la Liga para la Reforma Sexual encabezada por Aurora Rodríguez aprobaban el “uso del gas ciclón para eliminar las vidas sin valor” .
En ese sentido yo he mantenido en algunos texto como hay muy poco que oponer a la psiquiatría fascista representada por Vallejo porque enfrente no hay ningún psiquiatra al servicio de la razón liberadora. Había una práctica psiquiátrica republicana defensora del manicomio provincial, una higiene mental basada en la eugenesia terrorífica, el tratamiento del pánico del soldado cercano al frente para reintegrarlos al matadero y un largo horror que hace difícilmente defendible la contradicción entre una psiquiatría fascista frente a otra de izquierda. Ambas formaban un totum revolutum en que había muy poco de bueno.
Gracias, gracias por su tiempo y por sus generosas y solidarias respuestas.
Entrevista extraida de la web: kaosenlared
domingo, 23 de agosto de 2009
Una reflexión de domingo por la tarde
Ni psicopatología, ni psicoanálisis, ni los clásicos, ni los modernos...
Como dijo aquel... la mente humana que compleja es.
lunes, 17 de agosto de 2009
Crónicas Palestinas 2: La guerra y la psicosis
¿Como influye la guerra en la psicosis? Esta era una de las pregunta que llevaba en mi mochila en mi último viaje a Palestina. Ya habia leido mucho sobre el trauma y sus efectos, la resilencia, la resistencia... al fin y al cabo era lo que me tenía que preparar y en lo que se supone que yo iba a intervenir. Pero sobre los efectos de la guerra en los psicóticos no puede encontrar nada. Ultimamente Google no me ayuda, o le hago preguntas muy dificiles o se me ha olvidado como buscar.
¿Como son los delirios de los pacientes con psicosis en Palestina? Según me contaron diferentes psiquiatras, una parte importante de los delirios tienen que ver con la guerra, con los israelies. Ven espias, sienten que les han puesto chips en la cabeza o incluso que le han quitado los órganos. También hay quien habla de emisiones radiactivas, atribuidas a los israelies.
Otro tipo de delirio tiene que ver con la situación política, delirios de persecución referidos a Al Fatah o Hamas, dependiendo del entorno del paciente.
Y luego por último, los místicos-religiosos. Creerse un profeta o un enviado parece que es un tema universal en el mundo de los delirios (lo que daria para otro post, ¿existe la universalidad en las psicosis?)
Lo que me señalaron como importante fueron las consecuencias del delirio. Muchos pacientes, aunque no supieron darme datos (no creo que existan estas estadísticas) en medio de un brote se “acercan” demasiado al muro que separa Gaza de Israel. Y claro pueden ser abatidos.
¿Como reaccionaron los pacientes con psicosis a los bombardeos de Enero? Esta pregunta motivó muchas risas entre los asistentes a mi training. “Los pacientes se esconden en sitios donde nadie los encontraría nunca” Durante los bombardeos estuvieron bien, no hubo ninguna recaída. En las semanas siguientes la gran mayoría sufrió una descompensación importante. Las explicaciones fueron enfrentarse a ese agente traumático y el no acceso a medicación que tuvieron en esas primeras semanas, ya que la mayoria de centros de salud mental estuvieron cerrados.
Las conclusiones que yo saco de las respuestas que me dieron, que fueron muchas y variadas, es que no hay unos estudios rigurosos sobre como afecta a los pacientes psicóticos las condiciones de guerra. Me parece lógico, ya que mientras los psicóticos son solo el 1% de la población, la gente que se ve expuesta a los traumas son el 100% y por tanto debe ser dificil “gestionar” los recursos. La concepción de la psicosis es todavía muy desde el defecto (como aquí) y no desde la potencialidad de una reinserción social, que además necesita muchos recursos que no tienen.
Existen muchos programas sobre como trabajar con el trauma, con el estress postraumático... es decir, como ayudar a personas como nosotros que sufren como nosotros. Es más fácil de entender ese sufrimiento imagino. Quizás habría que plantear el intervenir en la psicosis durante los conflictos por lo menos como un tema de mínimos, garantizando al menos la medicación, abriendo los centros de salud mental de forma lo más temprana posible...
No lo sé. Me fui con muchas preguntas y son más las que me he traido, como siempre. Dejo abierto el tema a vuestros comentarios.
sábado, 15 de agosto de 2009
Recomendación de libro: Vivir con plenitud las crisis (Aviso que estoy en periodo místico/veraniego...)
“Cómo utilizar la sabiduría del cuerpo y la mente para afrontar el estrés, el dolor y la enfermedad”
¿Puede aprenderse a meditar en una Facultad de Medicina? ¿Aceptaría un Hospital que se tratara a sus pacientes más difíciles con Meditación y Yoga? En 1979, el Dr. Jon Kabat-Zinn, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts, uno de los centros neurálgicos de la ciencia médica de alta tecnología, lo intento y funcionó. Kabat-Zinn no era un profesor cualquiera, el mismo es un gran practicante de meditación y profesor de yoga. Según él me contó, fue durante un retiro de meditación cuando pensó que podía aplicar sus conocimientos de estas disciplinas al tratamiento del sufrimiento en un entorno hospitalario. Sin saberlo estaba fundando la Clínica de Reducción de Estrés.
Desde entonces, cerca de 14.000 pacientes han acudido a la Clínica de Reducción de Estrés y más de 3.000 profesionales de la salud han asistido a los cursos de formación. Existen más de medio centenar de artículos científicos, monografías o libros que tratan sobre esta técnica y los resultados obtenidos. Esta experiencia está disponible para el lector español desde esta primavera en el libro Vivir con plenitud las Crisis - Como utilizar la sabiduría del cuerpo y la mente para afrontar el estrés, el dolor y la enfermedad, del Dr. Kabat-Zinn que la editorial Kairós acaba de publicar.
La Clínica de Reducción de Estrés combina la visión oriental de la salud, con una exhaustiva investigación científica que le permite defender esta técnica desde una facultad de medicina. Allí, el programa se presenta bajo tres principios. Primero se le llama medicina mente/cuerpo, indicando que estos dos conceptos no están separados como a menudo se considera, sino que forman parte de un todo. Por ello problemas mentales se traducen en enfermedades y los problemas físicos crean sufrimiento mental. Segundo, se propone un retorno a la medicina participativa, en la que la persona no delegue toda la responsabilidad de la salud sobre el profesional, sino que mantenga una postura crítica y activa en averiguar qué puede hacer para mejorar por sí mismo/a sus circunstancias. Tercero, se le llama también medicina complementaria, en el sentido que lo que aquí se enseña no entra necesariamente en conflicto con la terapia o tratamiento en curso sino que puede ser complementario.
El programa de reducción de Estrés se imparte con un carácter experimental e interactivo, a grupos reducidos 10-30 personas. En el mismo se introducen métodos sencillos de relajación, meditación, yoga así como herramientas de corte más cognitivo-conductual. Se va alternando momentos de silencio y exploración interior con momentos de diálogo y trabajo en grupo. Todo ello buscando el desarrollo de Atención Consciente y sus aplicaciones útiles a la vida cotidiana. Para ello se proporciona también material en audio para poder practicar en casa, lo que es muy recomendable para el desarrollo de estas habilidades.
Durante estos años se ha comprobado que la Atención Consciente no sólo reduce el estrés, sino que también es muy útil para tratar el dolor crónico y las enfermedades psicosomáticas. Además mejora la concentración, la inteligencia emocional y la eficacia en el trabajo, reduciendo los fallos y disminuyendo los accidentes. Asimismo los participantes en estos cursos muestran una mejora en la creatividad, mayor facilidad para tomar decisiones en momentos difíciles y para comunicarse con los demás, mayor responsabilidad sobre sus acciones y mejor disposición para colaborar en equipo.
Esta técnica de reducción de estrés, que explica el libro de Kabat-Zinn es por tanto una alternativa de bajo coste para tratar un gran numero de males crónicos y psico-somáticos. Tiene la ventaja de no usar fármacos y de fomentar una cultura de salud tanto física como mental. Promueve la meditación, el ejercicio, la alimentación sana y cultivar las relaciones personales. Parece lógico que funcione ¿no? Quizás se deba buscar en nuestro estilo de vida las causas de tantas enfermedades psico-somáticas, en vez de confiar en la farmacología y en la tecnología para tratar los síntomas. ¿Será esta la medicina del futuro?
Artículo de Andrés Martín Asuero, extraido de la revista Natural