miércoles, 24 de diciembre de 2008

Olvidar la historia es estar condenado a repetirla - Dos recomendaciones cinematográficas


A veces las cosas van enganchando de manera inconsciente y de pronto parece que todo encaja como un puzzle sideral.

Todo comenzó hace dos semanas. Tres acontecimientos desconectados. Uno, una conversación con una paciente sobre su experiencia en el antiguo manicomio de Málaga. El otro una película alemana, "La Ola" y el último "El Intercambio", otra película, esta vez de Clint Eastwood.

En la conversación esta mujer me hablaba sobre la arbitrariedad que reinaba en el hospital psiquiatrico, como uno entraba sin saber muy bien por qué, le ponían un pijama, y no sabía ni lo que tenía que hacer para salir, rodeado de personas desconocidas y extrañas, sin encontrar un mínimo sentido. Me contó como les daban electroshock, sin anestesia, como sentía la corriente, como perdía el sentido. Francamente espeluznante. Una experiencia que no quisiera para mí ni para nadie que yo conozca.

En mi secuencia de pensamientos llegué a la conclusión, de menos mal que esto ha avanzado algo, con sus problemas y dificultades, pero que una estructura de ese corte en nuestros días ya no se puede repetir.

Entonces me fui a ver "La Ola" (advertencia spoilers). En esta película un estudiante aleman le plantea a su profesor que el nazismo no puede volver en nuestra época, que Alemania habia aprendido la lección. El profesor, como respuesta, desarrolla en cinco días todo un régimen fascista en su clase, de forma subrepticia y sobretodo apoyado "inconscientemente" por su propio alumnado.

Días más tarde, fui a ver "El Intercambio". En esta película una madre que desafia a la policia porque le dan un niño que no es el suyo, acaba en el manicomio, donde aparecen reflejadas todas las experiencias que me contó mi paciente.

Nuevamente volví a escuchar "eso no puede pasar hoy". Y lo uní a "La Ola". En "El intercambio" la paciente es ingresada en función de una orden policial en base a un riesgo para un menor "paciente de unos 30 años que tras un episodio traumático dice que su hijo no es su hijo". ¿Quien hoy día no la ingresaría con esos datos?

La delgada línea que separa la libertad individual de la seguridad propia y de los demás es cada día más delgada. Cada vez hay más pacientes en las cárceles por delitos, cada vez hay más órdenes de alejamiento y pacientes sin sitio a donde ir. En esta sociedad donde todo se hace a impulsos, bastarían dos o tres crímenes realizados por personas con un supuesto trastorno mental con la suficiente repercusión mediática para que se volvieran a levantar las paredes de esos "centros de internamiento/tratamiento" sin límite de tiempo.

El miedo al otro diferente es una herramienta poderosa, utilizada desde la antiguedad para justificar cualquier poder absoluto. Cedemos nuestra libertad a un gestor de seguridad para sentirnos protegidos. Mientras no nos toque a nosotros estar encerrados.

5 comentarios:

Jordy dijo...

Deacuerdo con tu post, hasta cierto punto. Porque no me digas que en esas Comunidades Terapeuticas tan modernas y bonitas no está bien implantado una forma de crueldad sofisticada a base de "buenismo", que se concreta en frases como: "que desagradecido, con lo que hacemos por él", o "este es que es malo, con lo que lo queremos...". Puaj, como me decía un paciente, por lo menos antes eran represores y carceleros y ejercian de eso, pero ahora edulcorados son hasta más indigestos. Por supuesto que abomino de las practicas mediavales que tanto nos gustan a los psiquiatras, pero esto de tratarlos como "pobres retrasaditos", ya es que clama al cielo de la indignidad.
Además, creo que la tendencia a esto es muy fuerte porque la libertad del otro nos angustia casi más que la nuestra así que las practicas carcelarias tienen un buen futuro sin crisis ni nada, al igual que las prácticas fascistas que comentan sólo necesitan algo de miedo e inseguridad para florecer sin darnos ni cuenta.

jabibi dijo...

Veleidades de esta sociedad socialistautópica/burguesa, el envoltorio parece un kibutz, el contenido es sutil sadismo postmoderno suministrado por "anarcoburgueses" que se quejan del sistema, mientras hacen la cosecha de estatus y euros (el resfriao me hizo levantarme optimista hoy)

Alvaro dijo...

De la represión edulcorada, del buenismo y la tiranía benevolente hablaremos otro día... que tengo empacho de turrón.

Estoy de acuerdo en que antes por lo menos las cosas estaban claras y que ahora estamos en la "dictadura del buen rollo". Ahora estoy intentando encajar en mi cabeza el lugar que ocupa el buenrrollismo en la historia y sobre todo adonde nos llevará. Si es que se puede (yo también me he levantado optimista).

Me gusta el término "anarcoburgues". Lo incorporó a mi repertorio :D

Marina dijo...

¡Hola! Soy psicóloga en ciernes y estoy echando un vistazo a vuestro blog. Tu post me ha recordado al experimento de ¿Rosenthal? en el que un grupo de voluntarios llegaban a un manicomio diciendo que tenían alucinaciones auditivas y los ingresaban a todos con diaagnóstico de esquizofrenia. Una vez ingresados, empezaban a comportarse con normalidad y a negar el síntoma pero, aun así, tardaron bastante en salir.

Cuando se hicieron públicos los resultados del experimento, un psiquiatra retó a ¿Rosenthal? a que lo repitiera diciéndole que detectaría a los mentirosos. Después de cierto tiempo, dijo haber detectado a un número de ellos, cuando la verdad es que el otro no le había mandado a ninguno.

Curioso y preocupante.

Por cierto, llegué buscando en blogsearch la palabra "Vipassana", ¿alguno de vosotros medita o está interesado en el tema?

Saludos :)

Jordy dijo...

Un saludo, Marina. El experimento que comentas es conocido por mi y creo que ilustra perfectamente la verdad de que en salud mental nos movemos en un reino de convenciones sociales con criterios pretendidamente "objetivos" para los "diagnosticos" CIE o DSM, ocultando así la subjetividad del investigador que más que indeseable es inevitable.

P.D. Aqui el experto en Vipassana es Javi. Yo creo que el tema de la meditación pone a nuestro alcance técnicas y sabidurias antiguas quee nos ayuden a conseguir mayores niveles de salud mental que creo es lo que al final más acaba ayudando a nuestros pacientes.